miércoles, 15 de agosto de 2012
Ruta en bici
El miércoles, 15 de agosto, a las 8'30 nos juntamos en la plaza de la iglesia para hacer la ruta en bici; algunos con más cara de sueño que otros, pero todos con ganas de dar pedales.
Desde los más pequeños, Jorge, Marta y Nazaret, hasta los más veteranos,... (no daremos nombres), salimos tras esperar los 15 minutos de cortesía por si a alguien se le habían pegado las sábanas. Veinticinco ciclistas nos dirigimos hacia San Isidro, paso tranquilo, no había prisa; a los benjamines se les hizo corto, y se atrevieron con un tramo más. Finalmente se volvieron con Beatriz y Nieves (su mama, como no): aunque no se lo dimos en el momento, un aplauso por el madrugón.
El resto de la expedición continuamos en dirección a los chopos de la Zarza, cayéndonos unas gotas; el cielo se ponía nublado, aunque al final se quedó en nada.
Atravesamos el Palancar y tuvimos una baja: a la bici de Alejandro se la había averiado el pedalier; tras una pequeña reparación lo despedimos indicándole el camino de vuelta, la bici no estaba para seguir adelante.
El grupo debía continuar y tras nuevas intervenciones de los mecánicos del grupo, ajustando sillines, cambios y demás, llegamos hasta el río Matachel; lo bordeamos por la margen izquierda, hasta la ermita de San Isidro de Alange, y vuelta por la margen contraria hasta un área de descanso junto a un molino harinero. Por supuesto el molino tenía su historia, y nos la contó nuestro guía, Rafa, ya que sus antecesores eran los protagonistas de esa historia. En los alrededores encontramos higueras y morales, que ávidos nos pusimos a "ordeñar", cada uno con lo que podía, a palos o a mano; en cualquier caso las moras, tremendas.
Continuamos el camino ya de vuelta, por la carretera de la estación de La Zarza y volvimos a tomar la pista de arné para regresar. Las féminas del grupo, a pesar de empezar con cierto temor por la distancia del paseo, se han portado como unas campeonas: Brenda, Emma y Mónica, otro aplauso para vosotras.
Nuestra entrada al pueblo, por la calle Cruces, la principal, con esos adoquines que masajean nuestros traseros después de 25 kilómetros de paseo en bici. La llegada, al mismo sitio que la salida, la plaza Iglesia, pero ahora con foto; aprovechamos que pasaba por allí un vecino voluntarioso (gracias, Antonio), y pudimos salir todos en la foto. Al final le cogió gusto a la cámara y nos echó unas cuantas.
Despedidas y deseos de encontrarnos de nuevo en otra ruta. Enhorabuena a todos.
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